Estas piñas son simplemente un manjar. Son doradas y dulces como la miel, producidas en San Carlos en un cultivo sin pesticidas y listas para ser consumidas en su casa. Además de un producto de sabor superior a cualquier piña convencional, tiene la tranquilidad de que no está consumiendo trazas de agroquímicos, y que en su producción no se contaaminaron los suelos, las aguas y la biodiversidad, con pesticidas.